Por Andrés Torterola.
En la media hora previa de la próxima sesión de la Junta Departamental, el edil del Frente Amplio Pablo Alves Menoni hará mención sobre la cantidad denuncias que se realizan a diario por abusos a menores de edad e incluso algunos con distintas discapacidades. El curul dijo que se trata de un tema que le preocupa mucho y a su vez genera una gran pregunta: ¿qué nos está pasando como sociedad? explicó que no es su intención referirse a ningún caso puntual y que esta disertación va más allá de cualquier color político.
INCREMENTO
CONSTANTE
La preocupación se debe al incremento constante de casos de abusos, indicó que, si bien ningún tipo de abuso es justificable, algunos pasan a ser aberrantes y cada vez lo vemos con más frecuencias en las noticias y procesamientos en la justicia. Existe denuncias de abuelos que abusan de sus nietos, a los hijos de sus parejas, de hermanos mayores a hermanos menores, tíos a sobrinos, solo por poner algunos ejemplos. Alves dijo que no solo se pregunta que nos está pasando sino también qué podemos hacer para terminar con estas situaciones ya que en algunos casos llevan hasta la muerte o deja secuelas para toda la vida. “Lo primero que se me viene a la mente es que nadie está libre de que le pase una situación de estas, por esos tenemos que extremar cuidados dónde y con quién dejamos a nuestros niños e ir buscando soluciones de fondo para que nadie más sea víctima de estos abusos”. Sin dudas se trata de un tema sensible porque la víctima y el victimario muchas veces pertenecen a la misma familia, es decir existe abuso sexual intrafamiliar.
LA MAYORÍA
SE PRODUCE EN
EL HOGAR
El Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV) se refiere a la problemática como que el maltrato y el abuso sexual infantil y/o adolescente constituyen una violación a los Derechos Humanos y son una expresión de la violencia social presente en todos los ámbitos y estratos socio-culturales”. Debe ser calificado de abusiva cualquier conducta sexual en la que exista coerción o una gran diferencia de edad entre un menor y cualquier otra persona. De hecho, la coerción o lo que es lo mismo, el empleo de fuerza física, presión psicológica o engaño sobre el menor debe ser considerada, por sí misma, suficiente para que una conducta constituya abuso sexual, independientemente de la edad del agresor. La mayoría de los abusos sexuales contra los niños y adolescentes se producen en el hogar, en tales casos el abuso se llama intrafamiliar o incesto. Esto incluye madrastras, padrastros, tutores, medios hermanos, abuelos e incluso novios o parejas que viven junto con el padre o la madre y asumen el papel de cuidadores. En este caso la agresión presenta características distintivas donde el agresor manipula el vínculo familiar a través de la utilización del poder que le confiere su rol; generalmente es una agresión reiterada en el tiempo; se impone la dinámica del secreto, siendo tardía su revelación; suele darse en familias disfuncionales.
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