Los vecinos de la zona están preocupados por las consecuencias del deterioro del ecosistema sobre el lago, que se vació por un presunto “error de estimación” de OSE.
Por Santiago Vanoli
Los domingos de verano, entre los kilómetros 53 y 54 de la Ruta 5, se concentran los vehículos de las familias canarias y de alrededores que se juntan para disfrutar las jornadas calurosas en el Parque de la Represa, descansar entre la naturaleza y refrescarse a orillas del lago del Embalse Canelón Grande. Este último fin de semana, sin embargo, entre la gente que se acercó al lugar se veían caras de asombro, angustia y preocupación porque, como nunca habían visto en su vida, el lago estaba completamente seco .
El pasado viernes 10 de marzo, el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, compartió en su cuenta de Twitter “una imagen que nos acerca a la real dimensión del problema”, según dijo. “Jamás vimos algo así. Se secó. Y Paso Severino debe tener problemas similares”, expresó en un posteo que acompañó con un video con imágenes del Embalse Canelón Grande sin agua.
Una imagen que nos acerca a la real dimensión del problema. Embalse del Canelón Grande, “La Represa”. Jamás vimos algo así. Se secó.Y Paso Severino debe tener problemas similares. Entendemos ahora por qué es importante la reserva del Casupá?Más allá de futuras soluciones de fondo pic.twitter.com/pdJwYs7cC9
— Yamandú Orsi (@OrsiYamandu) March 10, 2023
“Nunca en mi vida vi una sequía así en la Represa”, dijo a El País Waldemar Herrera, vecino de la zona e integrante de la familia que era dueña de gran parte del predio de los alrededores del lago Canelón Grande, que fue expropiado para la construcción de la represa en 1955. Sin embargo, explicó que una sola vez se vació por completo porque la represa se fisuró y hubo “una seca programada”, cuando quedó tal como se ve ahora pero sin el déficit hídrico de por medio.
“El manejo de las compuertas (de la represa) es de OSE, capaz que no pensaron que se iba a vaciar tan rápido”, indicó Herrera y confesó que, para él, “quizás deberían haber dejado un poquito más de agua”, porque de peces “no va a quedar nada”.
Según el director de OSE por el Frente Amplio, Edgardo Ortuño, la reserva tuvo una caída vertiginosa en la última semana de casi cuatro millones de metros cúbicos de agua a poco menos de 300 mil, “que es equivalente a cero en su utilidad”. Para el jerarca “se debieron articular las tres fuentes de abastecimiento” (que son los embalses de Paso Severino y Canelón Grande, y las dos bombas que traen agua de río abajo) para que no se agote ninguna, pero “una mala estimación de la evolución del descenso de la reserva de Canelón Grande generó un agotamiento total”, que considera “inadecuado”.
Consecuencias
En cuanto a la fauna acuática, “hay parte de los peces que se fueron aguas abajo con el cauce que pasó la represa, mientras que otros quedaron en bolsones de agua retenida a lo largo del embalse, y muchos otros lamentablemente murieron”, dijo a El País el científico experto en limnología de la Facultad de Ciencias de la Udelar, Luis Aubriot. Además, agregó, “una gran mortandad de la fauna bentónica, que son las especies que habitan en el sedimento (suelo del fondo del lago: ‘el barro’), por la exposición al oxígeno directo”.
Según el docente, la descomposición de esos organismos que viven en el sedimento va a generar “un gran aporte de nutrientes” cuando se vuelva a abastecer de agua, y que puede tener efectos positivos como negativos, entre ellos “la posibilidad de que ocurra algún fenómeno que pueda dar lugar a la floración de cianobacteria”.
En cuanto a los mamíferos, aves y otras especies que habitaban sobre este ecosistema que se perdió, Richard Tesore de la ONG Rescate Fauna Marina indicó a El País que esto puede repercutir en el confinamiento de especies alrededor de las pequeñas reservas de agua que quedan en el territorio. “El gran problema de salud de las especies es que hay cada vez menos ecosistemas habitables, que lleva a un confinamiento de muchas especies en los pocos que hay”, agregó. Esto hace más difícil la convivencia entre especies y acrecienta el riesgo de contagio de enfermedades, como por ejemplo la gripe aviar.
En este sentido, Aubriot expresó que “las prioridades del uso de las reservas de agua las marcan los tomadores de decisión, que en este contexto de déficit hídrico son incuestionables, pero el manejo habitual de los grandes embalses de agua está poco basado en criterios ambientales”.
La respuesta de OSE
Según dijo a El País la vicepresidenta de OSE, Susana Montaner, si bien la represa la gestiona la estatal, “además hay quienes sustraen agua para el riego de los campos”. Motivo por el que la jerarca considera que no fue un “error de estimación”, ya que en base a las jornadas calurosas de las últimas semanas, es posible que “todos hayan sacado más”.
Consultada sobre si el vacío completo del embalse fue accidental o una decisión, Montaner respondió que en los registros “había una reserva mayor y duraría más días al momento que se secó”, pero de todos modos, aseguró que con la provisión del embalse de Paso Severino y las bombas de la planta de Aguas Corrientes, la situación del abastecimiento de agua potable de la zona Metropolitana “es estable”.
Para el director Ortuño, el marco de esta sequía “demuestra la necesidad de construcción de la represa sobre el arroyo Casupá, que aportaría 118 millones de metros cúbicos” y que “lamentablemente fue postergada por la actual administración”.
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