Salto merece vivir mejor.
La basura acumulada a varios quilómetros de tu casa; los hornos de ladrillos mandando humo lejos de tu cocina; los clasificadores ordenando tus residuos con deshechos hasta las rodillas; los ladrilleros chapaleando barro por monedas…son realidades que no conocés o por lo menos no te molestan. Dicen que hoy el NOSOTROS no importa: sólo vale el YO. Te pido disculpas si sos parte de la minoría que vive consciente de que hay otros que están en peores condiciones, sin haber hecho nada para merecerlo. En todo caso, aunque así fuera, ese malestar de los basurales y los ladrilleros, con el tiempo puede incidir en tu propia vida, por modificación del ambiente general.
Salto merece vivir mejor.
Hay ladrilleros que se quejan de que los explotan los intermediarios y que “alguna vez” hubo un intento de una intendencia de “hacer una cooperativa”. Lástima, la fragilidad de la memoria. Hubo un programa participativo, con dinero regalado, que atendía el asunto. Pero hay “líderes políticos” que lo hicieron abortar y destruyeron el proyecto que incluía a los ladrilleros, los clasificadores y los pobladores de los pueblitos de campaña. Hubo personas, y organizaciones políticas, que prefirieron postergar el bienestar de los que menos tienen, con tal de ganar con malas mañanas unas elecciones. Destrozaron un programa, hundieron a sus participantes, difamaron personas y de regalo hicieron pelota la administración de un departamento a partir de julio del 2010. Tampoco movieron un dedo quienes vinieron después, aunque se digan de izquierda.
Salto merece vivir mejor.
La diferencia está entre gastar e invertir. Así se ve en la necesidad real de las obras que se hacen. Creo que en un mundo que se está consumiendo a sí mismo, pueden ser necesarias las “obritas vistosas”, pero son imprescindibles las que cuidan el ambiente. Transformar el vertedero y los hornos de ladrillos son ejemplos grandes como cerros.
Hace unos días, vecinos del “basurero municipal” (término viejo pero real), protestaron públicamente por el humo que salía. Seguramente tenían razón; pero se trata de una muestra de la necesidad de accionar sobre el tema; hay muchas más que les corresponde presentar a ambientalistas y técnicos en higiene y urbanismo. Obviamente una comarca organizada, hace partir esas iniciativas desde sus posiciones de gobierno. He oído hablar demasiado de qué hacer con el vertedero. Albisu era presidente de CTM y conversaba con Lima por soluciones; la realidad política cambió, pero el vertedero sigue sin solución de fondo.
No se trata de que falte dinero; se trata de administrarlo de mejor manera para que traiga la “mejor vida que Salto merece”; se trata de invertir, para no gastar en vano. Cada gobierno pone el énfasis en las obras que estima necesarias. ¿Para qué fines? Se llega a los cargos para administrar la realidad de todos; si ello lleva a la obtención de galardones políticos (reelección): bienvenidos; ni no se logran, se habrá cumplido con la función, que es marcada por los programas de gobierno.
Los gobernantes deben atender necesidades reales, no las decorativas.
Pensalo: es el momento.