Tocar “de oído” un instrumento, es una facultad muy especial que tienen algunos músicos, quienes sin conocer la partitura de una composición y a veces sin saber música, captan con privilegiada audición notas y acordes y son capaces de reproducirlos. No es para cualquiera. El que “toca de oído” y bien, es un privilegiado: nunca leyó la música, sólo la escuchó y con más o menos maestría hace hablar al instrumento. Los músicos populares, muchos guitarreros, acordeonistas o bandoneonistas de la campaña seguramente han sido notables en la tocada de oído. Quien hace música de esa manera puede ser un virtuoso; si no lo es puede llegar a entretener a los auditorios, sobre todo los más fraternos.
No es lo mismo “tocar de oído” fuera de la música, en otras actividades de la vida. En muchas faenas y asuntos hay tocadores de oído, que opinan, hacen o critican sin conocer los asuntos, pero convencidos de que su palabra es santa o por lo menos eficaz.
Sobre todo en la cosa pública es complicado depender de quienes “tocan de oído” en sentido figurado, es decir que hacen, ordenan o juzgan de puro voluntaristas, pero sin estar preparados para hacerlo.
Hay personas que entienden que para ser funcionario de jerarquía en un gobierno, habría que dar un examen previo. No les falta razón; por eso desde 1955 en la Intendencia de Salto existe un decreto (ley departamental) que exige que se concurse para acceder a cargos con alguna exigencia especial. Esa prueba no reclama que el electo sea votante de nadie, por ejemplo. Si hay puestos de responsabilidad legal, técnica, ambiental, económica, cultural, bueno es que los ocupen las personas que tengan preparación y experticia probada para ello.
Claro y sencillo.
Hace unas semanas el Poder Legislativo discutió la creación de una ley que reglamente el acceso a los cargos rentados en las intendencias. Se trata de un proyecto con exigencias para su aprobación, necesita mayorías especiales, pues las intendencias gozan de una autonomía constitucional, que sólo esas mayorías calificadas pueden limitar. Por lo que sé, hasta ahora no ha habido acuerdo. En el caso de Salto, esa ley no es necesaria, el legislador departamental HACE MAS DE SESENTA AÑOS, ya laudó cómo debe contratarse el personal que paga todo el Pueblo, no sólo los votantes del gobierno de turno: por sorteos y por concurso, según las exigencias técnicas.
Por supuesto que el decreto (Estatuto del Funcionario), rige para los llamados “cargos de carrera”; las responsabilidades de confianza política que legalmente están reglamentados por el Presupuesto Departamental, dependen de la designación del jerarca. Esa normativa regula cuántos pueden ser y cuánto deben ganar. La ética política no permite hacer inventos para crear contratos especiales que dribleen la normativa. Pero, muchas veces la moral política falta a clase. No respetar las leyes y la ética hace doble daño: privilegia al jerarca y prostituye la democracia. Ningún partido tiene derecho a esa violación.
En el Frente Amplio de Salto existe RAICES, para garantizar el derecho de todos, sin importar partido.