Tanto a mí como a otros maestros, nos impactó intelectual y emocionalmente una nota de LA DIARIA a la colega Selva Pérez. Hasta hace poco fue la máxima autoridad técnica de Educación Inicial y Primaria; ganó por concurso su cargo de Inspectora Técnica, y “por dignidad” renunció al puesto. Histórica y legalmente la Inspección Técnica ha sido la máxima autoridad profesional del organismo, sujeta a la jerarquía política, pero libre y responsable en cuanto a gestión técnica. Algo así como la “independencia técnica” de los fiscales de la Justicia, que dependen del Poder Ejecutivo, pero que no deben recibir ni obedecer presiones gubernamentales… Los inspectores técnicos de Primaria han sido grandes gestores de la educación uruguaya, permanentes asesores y pilares de las decisiones de la autoridad política. La maestra Selva Pérez da a entender que renunció por haber sido ignorada, amordazada y maniatada intelectual e institucionalmente por el CODICEN. Vale leer la clarísima nota.
De los conceptos de la maestra y profesora de música, hago por mi cuenta una hipótesis global: este gobierno trata de “educar para la sumisión”. Lo impone de arriba abajo. Las autoridades políticas, representadas por la soberbia postura del abogado Robert Silva, no permiten expresarse a los estamentos docentes, no los consultan , imponen instrumentos que los maestros juzgan innecesarios e ineficaces; en definitiva: someten a los educadores. Generan una educación para la sumisión. Ojalá todos los maestros pudieran captar ese yugo que imponen quienes necesitan “dominar conciencias”, para que casi por gravedad intelectual, el sometimiento llegue a la niñez y a sus familias.
Me tocó vivir en la época de la dictadura, que me quitó mi cargo ganado en sucesivos concursos; recuerdo a los compañeros revisando palabra por palabra los slóganes que debían encabezar las presentaciones y discursos de los actos patrios y hasta las tareas de cada día, por ejemplo. El miedo a perder el cargo y quedar en la calle, dominaba las acciones. Ahora no hay dictadura institucionalizada, pero existe la decisión de cambiar pensamientos y costumbres de una población que mayoritariamente no lo acepta. La élite gobernante tiene la necesidad de imponer su visión conservadora, en general sin violencias físicas; necesita dominar a la masa, para convencerla de que lo bueno es que haya algunos que manden y muchos que obedezcan, porque así “todos tendrán libertad y serán felices”. Para que el Pueblo se lo crea debe pensar poco, sentir grandes necesidades y tener desesperación por satisfacerlas de cualquier forma: entrar en estado de sumisión. La educación primaria es el mejor inicio de la tarea de sometimiento: hacer creer a los educadores que deben hacer lo que se les ordena, sin derecho a protestar. El avasallamiento de los maestros, llevará a la dominación paulatina de la masa: ¿quién, que no siente necesidad de ser libre, puede transmitir ese sentimiento a sus educandos y por capilaridad social a las familias?
La acción negativa contra la educación ha comenzado brutal, pero hábilmente dirigida. Primero descabezaron tangencialmente la pirámide técnica de Primaria para seguir hacia abajo…
Felizmente Selva Pérez ha dado su alerta. No seamos omisos, transmitámoslo.