Los uruguayos resolvimos en las urnas a favor de Yamandú Orsi y Carolina Cosse, la fórmula del Frente Amplio que encaró la campaña electoral con propuestas concretas para mejorar la calidad de vida de todos los uruguayos, que deberán llevarse a cabo en un proceso de diálogo, negociación y acuerdos políticos sobre los grandes temas nacionales.
Triunfó la lucha de quienes luego de la derrota electoral de 2019 siguieron cinco años de pie, cumpliendo el mandato de Tabaré de no rendirse. La vuelta a la oposición fue el momento para plantear un proceso de autocrítica y reorganización, de fortalecimiento y de crecimiento, demostrando una muy fuerte capacidad de resiliencia.
El domingo de noche, cuando en los medios se daba cuenta de los resultados de las proyecciones, vivimos una explosión de júbilo y alegría que mostraba en nuestros hogares, en la sede del comando de campaña, en las calles y plazas en todo el país una inmensa emoción, luego de horas de ansiedad contenida durante los últimos tiempos, pero sobre todo fogoneadas a partir de los resultados de las encuestas de opinión pública.
Fueron gritos y abrazos, lágrimas y risas que en una especie de liberación desde miles de almas reflejaban el estado de ánimo por un resultado larga y tenazmente trabajado, que constituyeron las más diversas demostraciones de festejos, canalizando esa energía de sentimientos que salían a flor de piel.
Vimos como el amor, la humildad y la rebeldía de los uruguayos le ganó a la soberbia, la intolerancia y hasta la violencia de algunos de los que prometieron los 5 mejores años de nuestras vidas y la gran mayoría pasó un lustro de penurias, angustias y frustraciones.
Vimos un día de elecciones a “la uruguaya”, en la que un pueblo democrático maduro usó el voto para cambiar el rumbo, como lo ha hecho siempre eligiendo al gobierno que cree el mejor, como lo hizo a 44 años diciéndole no a la dictadura. Una rebeldía silenciosa que produce un gran estruendo.
Lamentablemente, también vimos en los días posteriores a algunos actores con muestras de soberbias superlativos culpar a la ciudadanía por el cambio, “patoteando”, provocando y agrediendo gratuitamente, hasta llamándolos de ignorantes, a miles de uruguayos que dijeron basta. No se puede subestimar a la inteligencia y sensibilidad de la gente.
Ganó la honestidad y transparencia, porque se prometió un Gobierno Honesto y la gente cansada de tantos escándalos hizo la apuesta por un futuro mejor.
Ganó quien se dedicó a decir lo que va a hacer y no a hablar de los demás, porque la gente se cansó de que nadie se haga responsable y estén siempre culpando a los demás, en lugar de solucionar los problemas que viven la inmensa mayoría de los uruguayos.
Ganó quien se dedicó a hablar de propuestas para solucionar los problemas de la gente, en lugar de culpar una y otra vez a los gobiernos anteriores del Frente Ampio, como lo hizo desde el primer día este gobierno de coalición que está culminando.
Tenemos claro que también perdió el “te prometo una cosa y luego hago otra”, porque total, lo más importante era captar votos y llegar al gobierno. No nos olvidamos que prometieron que no iban a subir las tarifas, que iban a arreglar el problema de la seguridad, que se terminaban los corruptos o que no iban a cambiar la edad para jubilarse y nada de eso pasó. Más bien sucedió todo lo contrario.
Por eso Yamandú y Carolina obtuvieron 140.000 votos más que en la primera vuelta; por eso ganaron por más de 90.000 votos de diferencia, orillando la mitad de los votos emitidos y casi tres veces la diferencia de 2019.
Y eso que pasó en todo el país también pasó en Salto. El Frente Amplio obtuvo seis mil votos más que en octubre y le ganó a la fórmula Delgado-Ripoll apoyada por 5 partidos políticos, y aunque son elecciones diferentes, sale con serias chances de retener la Intendencia. Este resultado nos obliga a buscar fórmulas potentes para las Candidaturas, porque quedó demostrado que de esa forma se puede ganar.
En las próximas semanas transitaremos el proceso de formación de gobierno y de transición, se designarán los nombres de quienes asumirán las diferentes responsabilidades en el Poder Ejecutivo. Tenemos la mayor confianza en Yamandú, en formar equipos de trabajo que lleven adelante la propuesta del Frente Amplio; sus antecedentes en Canelones así lo avalan.
Al contrario de lo que pasó en este período, donde desde el gobierno se buscó la confrontación y el aislamiento de la oposición, tenemos plena confianza en la promoción del diálogo y el acuerdo extrapartidario por parte de Yamandú. Sus características personales y sus antecedentes lo acreditan y la inmensa mayoría de los uruguayos está bastante harta de tanta bravuconería.
En definitiva, triunfó la esperanza de un Uruguay mejor, más inclusivo, menos desigual y con más derechos y oportunidades para todos.
Pero también somos conscientes que los uruguayos nos van a reclamar cumplir con lo que nos comprometimos. Ahí estaremos los seregnistas, haciendo nuestro máximo esfuerzo, trabajando y aportando para que así sea.