Hoy, que tienes más tiempo para ti, te regalo esta nota que elaboré a solicitud del periodista Andrés Torterola, Diario Cambio Salto, recientemente publicada.
Tomar de modo responsable nuestra vida, contribuirá de gran manera a liberarnos de las cadenas del sistema de enfermedad.
INTESTINO
EL GRAN CEREBRO ABDOMINAL
Hemos querido curar el síntoma, ignorando el origen de la enfermedad.
Cuando podamos reconocer que la mayoría de las enfermedades tienen un común denominador u origen en la comunicación bidireccional que existe entre el cerebro, la microbiota (“flora”) y el intestino, habremos encontrado el verdadero camino hacia el logro de la Salud, la disminución de las muertes que hoy podríamos prevenir y la elevadísima incidencia/prevalencia de alteraciones que afectan e invalidan a cerca del 90% de la población.
El concepto de “segundo cerebro” como, popularmente se lo conoce al intestino, no es actual, y mucho menos, reciente. Las investigaciones científicas que describen la interrelación entre el sistema nervioso central y el digestivo, se remontan al año 1795, cuando Robert Whytt registró los mecanismos de conexión de las terminaciones neurológicas del intestino a través de todo el cuerpo.
Sin embargo, recién en los últimos años, el eje cerebro-intestino-microbiota (CIM), a punto de partida de no poder encontrar la solución al vertiginoso aumento de las enfermedades y muertes, los científicos lo han convertido, en uno de los ámbitos de investigación más apasionante.
El intestino, los cambios en su permeabilidad y su microbiota, es el punto de partida de la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades.
Si observamos con objetividad a la microbiota, en realidad, los seres humanos somos sus huéspedes, dado que su número supera inmensamente la cantidad de células que tenemos en todo el cuerpo. Se sabe que ella posee un peso aproximado de 2 kg, y, si se pudiera extender, mediría 400 mt2.
Esta población posee su propio genoma, el cual tiene influencia directa en las funciones corporales y cerebrales del cuerpo humano.
Sabemos con certeza, que la alteración de la pared intestinal, la disminución de la mucosa y el desequilibrio en la diversidad de la población de microorganismos, es la causa o raíz de la mayor parte de las enfermedades, ya que genera o activa la producción de elementos del sistema inmune, los cuales buscan “defender” al cuerpo de lo que consideran un ataque interno. La alteración del trío -pared/mucosa/microbiota- genera un estado de gran permeabilidad o separación entre las células a modo de huecos, lo cual conduce a que se produzca el “pase libre” hacia la sangre -que rodea e integra la pared intestinal- de sustancias tóxicas y gérmenes cuya acción activa una “guerra inmunológica” en la cual el cuerpo busca protegerse del aparente “ataque” de dichos elementos dentro del mismo.
Es importante saber que la hiperpermeabilidad, conocida como síndrome del intestino agujereado, agrava la alteración de la biota (“disbiosis”), y a su vez, la disbiosis incrementa el daño intestinal.
Son innumerables las investigaciones que demuestran la relación que existe entre el eje CIM y las enfermedades más frecuentes de nuestra población; comprobándose que se asocia a los trastornos del comportamiento, del espectro autista, déficit de atención, hiperactividad, ansiedad, depresión, Alzheimer, Parkinson, obesidad, asma, diabetes, cardiovasculares, esclerosis múltiple, síndrome del intestino irritable, enfermedad de inflamatoria intestinal, Crohn, alergia, rosácea, respiratorias, así como el cáncer.
A su vez, las actuales investigaciones conducen a verificar que las enfermedades, agravan la condición de alteración del intestino y su biota.
El daño a la integridad intestinal y su microbiota, que conduce a las enfermedades anteriormente mencionadas, puede tener su origen en la propia gestación, la forma de nacimiento, el tipo de lactancia recibida y la incorporación de alimentos en los primeros años de vida. Por tanto, la enfermedad no tendría su origen en el tiempo cercano a su diagnóstico, sino en el momento mismo del inicio de la vida.
Lograr la adecuada diversidad y cantidad de microorganismos intestinales (eubiosis), asegura el equilibrio de la regulación natural del cuerpo, el adecuado aporte vitamínico, la producción de ácidos grasos de cadena corta relacionados con la salud, el óptimo funcionamiento del sistema inmunitario, evitando que crezcan los que generan enfermedades.
Favorecer la implementación de una alimentación moduladora de la microbiota, con antioxidantes que regeneren la integridad de la pared intestinal, constituye la llave que abriría la puerta a la verdadera cura de las enfermedades y al logro de la salud.
Se observa frecuentemente el uso indiscriminado de terapias entorno a ello. Por lo cual, es importante destacar que, tanto el uso de probióticos, prebióticos, antibióticos, como la implementación del trasplante de microbiota fecal, debe ser cuidadosamente indicado y supervisado por profesionales especializados, dado que son acciones que, si no se incorporan en un proceso terapéutico, podrían ocasionar daños irreversibles en la salud de la persona.
Concluyo destacando la importancia de observar que las enfermedades se sostienen en la respuesta inflamatoria sistémica a través de la liberación de neurotransmisores y sustancias inflamatorias, lo cual, nos ofrece directrices de nuevos enfoques basados en la investigación científica libre de conflictos e intereses farmacéuticos o de otra índole, que nos permitan encontrar la cura a enfermedades digestivas y extradigestivas, cuya consecuencia inmediata es la invalidez y a largo plazo, la muerte.
Por lo tanto, caben dos preguntas: ¿valdrá la dedicación hacia la mirada del eje de la vida -CIM- no solamente para influir en el tratamiento de las enfermedades, sino para lograr salud? ¿No será momento de ver con claridad y tomar acciones que favorezcan, no solamente mejorar nuestra expectativa de vida, sino su adecuada calidad mientras la transitamos?
Todos somos responsables.
Con aprecio y respeto,
Débora Sotelo
Salud Ontológica Integrativa, psiconeuroinmunoendocrinología, diabetología y nutrición.
@Debora Sotelo Salud
