Por primera vez tuvo lugar el encuentro oficial tras la asunción del presidente uruguayo. Fernández salió este jueves del aislamiento por Covid-19
Después de varios meses de gestiones diplomáticas, los presidentes Luis Lacalle Pou y Alberto Fernández se reunieron este jueves en la residencia presidencial de Anchorena, en Colonia.
“Con el presidente argentino Alberto Fernández compartiendo temas bilaterales, del Mercosur y regionales, una instancia importante para definir los intereses en común”, informó sobre el encuentro uno de los voceros de la Presidencia uruguaya.
A la salida, Lacalle Pou afirmó que fue “una buena reunión” que “salió sobre la marcha”. “Creo que nos la debíamos por el bien del país”, afirmó el presidente uruguayo.
Alberto Fernández salió en esta jornada del aislamiento en el que se encontraba luego del viaje a Bolivia la pasada semana.
La delegación argentina con el presidente a la cabeza estuvo en La Paz en la asunción del nuevo mandatario Luis Arce y luego en el regreso de Evo Morales por la frontera con Jujuy. En ese viaje se detectó el caso positivo de Covid-19 de Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación Argentina.
La relación entre Fernández y Lacalle Pou se tensó antes de que el uruguayo asumiera el poder. Según trascendió, las autoridades argentinas se molestaron por los anuncios de Lacalle respecto a que se flexibilizarían los requisitos para la residencia fiscal. La medida estaba dirigida a extranjeros en general, pero se entendió que estaba dirigida a argentinos en particular.
Fernández no se hizo presente a la ceremonia de asunción argumentando que ese día tenia que presentarse ante el Congreso argentino, algo que ocurrió en los hechos. Sin embargo, menciona Clarín, ese mediodía se mostró en una cancha de fútbol con su amigo y diputado Eduardo Valdés.
Desde entonces no hubo reuniones entre ellos y las tensiones sobrevolaron ambos gabinetes diplomáticos.
Pero la llegada de Francisco Bustillo a la cancillería en sustitución de Ernesto Talvi abrió un canal de posible encuentro entre mandatarios.
Bustillo es amigo personal del presidente argentino desde que el primero fuera embajador en Buenos Aires y el segundo fuera el jefe de gabinete de Néstor Kirchner.
La relación entre ambos es tan estrecha que Fernández siendo candidato presidencial fue de gira a España y se alojó en la residencia de Francisco Bustillo, por entonces embajador uruguayo en Madrid.
Según fuentes diplomáticas, desde octubre comenzaron las negociaciones que terminaron con la reunión de esta jornada. Cuando la noticia se activó hubo una negativa cerrada desde la Presidencia argentina respecto a posibles reuniones.
Sin embargo, las gestiones se estaban llevando a cabo y muestra de ello es la cumbre de esta jornada.
LA AGENDA
En la agenda de ambos presidentes hay muchos temas como el combate al Covid-19, la temporada turística que se avecina, el acuerdo Mercosur-Unión Europea, y la Hidrovía, entre otros.
En la última semana, Alberto Fernández había invitado a José Mujica a Argentina pese a lo cual no trascendió la agenda de conversaciones.
Mujica es un referente para el mandatario argentino. Si bien el líder del MPP no aceptó la invitación para visitar Argentina, ambos dirigentes hablaron por Zoom de temas bilaterales, en lo que se supone ha sido un preámbulo de las conversaciones de este jueves.
La situación de Argentina en la región tiene sus particulares.
Fernández tiene una relación distante con el presidente brasileño Jair Bolsonaro y con el chileno, Sebastián Piñera, no solo con Lacalle Pou.
Las diferencias se ahondaron cuando el gobierno uruguayo condenó públicamente al régimen venezolano por la violación de derechos humanos. El propio Lacalle Pou declaró: “No hay un solo elemento para asegurar que Venezuela sea una democracia”.
Otro aspecto que los distanció fue el apoyo de Mauricio Claver Carone para la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), junto a Brasil y Paraguay. Argentina encabezó la oposición al cubano americano, que asumió en el organismo el 1 de octubre.
Claver Carone era el candidato de Donald Trump y significó un rompimiento con la regla implícita de elegir en todos los casos un presidente que responda a los países latinoamericanos, dejando la vicepresidencia para Estados Unidos. En Uruguay, el excanciller Ernesto Talvi se oponía a la elección de Claver Carone.
No obstante todas las diferencias, en los últimos tiempos se limaron asperezas. Hubo conversaciones telefónicas y envío de embajadores. Tanto uno como otro presidente manifestaron públicamente su “respeto” por la investidura del otro.
En las gestiones de acercamiento también oficiaron de enlaces el ex ministro de Justicia Alberto Iribarne, que comanda hoy la embajada argentina en Montevideo y Carlos “Pájaro” Enciso, embajador en Argentina.
Se sabe que en el gobierno argentino molestó la gira periodística de Lacalle Pou por los medios argentinos de los meses de mayo y junio.
Allí Lacalle confirmó su intención de dar beneficios económicos y financieros a los argentinos para que se radiquen en Uruguay.
Esto motivó diversas reacciones en el gobierno argentino. Por ejemplo, el canciller Felipe Solá opinó que hacia Uruguay “sólo se iban los ricos”.
El “factor Mujica” también echó leña al fuego, según los medios argentinos.
En su momento Clarín y La Nación destacaron declaraciones de Mujica: “Sé que el presidente uruguayo quiere conversar con el presidente argentino, y sé también que no le dan pelota. Así como suena, no le dan pelota, por lo menos por ahora”.
Mujica dijo haber deducido que el desplante de Fernández ocurrió -en palaras de Mujica- por “las medidas cacareadas en un momento de crisis en la Argentina”.
“Decir que vengan inversores desde allá y se instalen acá en ese momento de enormes dificultades cayó mal, muy mal. Esto era francamente previsible si se tiene en cuenta la historia”, dijo el exmandatario.
Consideró que la Argentina “no es un país más” sino uno “muy peculiar por diversas razones, y eso hay que tenerlo presente”.
En ese sentido, Mujica recordó que un episodio similar ocurrió hace más de 50 años cuando gobernaba el Partido Colorado.
“Esto le pasó al Uruguay con (Juan Domingo) Perón y nos cortó la canilla por cinco, seis años. No venía ni el loro. Tenemos que entender que estas cosas existen, con razón o sin razón, y es un error. Si querían venir que vinieran, pero no aparecer nosotros como yéndolos a buscar. Esto fue una especie de error diplomático”, reflexionó.
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