Juan Martín Rosconi, un uruguayo que hoy en día tiene 26 años, decidió brindar la misma ayuda que recibió mientras estuvo enfermo cuando era un niño.
Juan Martín Rosconi, de 26 años, es un joven salteño que vive con su familia en el barrio Rodó Oeste, pero cuya vida estuvo signada siempre por superar los obstáculos que le puso la vida. A los 11 años sufrió una leucemia compleja que lo obligó a hacerse un autotrasplante de médula, algo muy poco común en nuestro país.
Pero no conforme con eso, se enamoró de la profesión médica al ver la dedicación que ponían quienes le atendían cada día. Decidió cumplir 18 años e ingresar a la Facultad de Medicina.
Hace pocos días, Juan Martín terminó la carrera y se recibió de médico tras hacer la práctica final en el Hospital de Salto, donde todos celebraron su recibimiento con un festejo que sacudió las paredes de la sala de emergencias.
La alegría llegó también a la Comisión Departamental de Apoyo al Niño con Cáncer de Salto, cuyos integrantes vivieron el proceso de Juan Martín y lo acompañaron en todo momento. Es más, fueron ellos los que hicieron saber a El País de esta noticia que los llenó de orgullo y los hizo sentir que su esfuerzo y espíritu de colaboración no es en vano.
Su historia apareció como un canto de esperanza en medio de la situación que atraviesa la sociedad, con la pandemia y los problemas que la misma trajo aparejada.
Emoción, orgullo y agradecimiento.
El País fue hasta la casa de Juan Martín y habló con él, pero también con sus padres, quienes manifestaron su emoción, orgullo y agradecimiento por la enseñanza de lucha y tesón que les dejó su hijo.
El barrio Rodó Oeste está ubicado sobre la zona noreste de la ciudad de Salto, casi en las postrimerías de la sección urbana, entre algunas cooperativas de viviendas bastante nuevas y casas añejas de mucha gente trabajadora que vive en los alrededores.
Los padres de Juan Martín están jubilados y se dedican todo el tiempo al hogar que comparten con el flamante médico. Él estaba un poco ansioso, porque contó que “todavía no le estaba cayendo la ficha”, aunque un video del festejo de su graduación como médico se había hecho viral en Salto a través de WhatsApp y todos lo que lo conocían estaban al tanto de la situación.
“Lo que me pasó ahora te remueve muchas cosas pero desde lo bueno, desde el decir sí se puede, salimos. Porque lamentablemente hay muchos niños que no salen de esto que me pasó a mí y este logro es por esos niños que no pueden salir adelante y por esas familias que quedaron destruidas”, dijo Juan Martín Rosconi.
Y añadió: “Lo bueno es salir, retribuir un poco todo lo que uno recibió en esa estadía, en esos momentos de oscuridad que fueron muy complicados”. Así se refirió al tiempo de internación en el Hospital Pereira Rossell, donde compartió momentos con Ney Castillo, director médico de la Fundación Pérez Scremini, a quien catalogó como un ser “muy compañero”.
Contó que lo primero que le dijeron sus allegados y seres queridos fue “no cambies nunca” y eso, apuntó Juan Martín, “es una promesa que yo me la he hecho a mí mismo, no cambiar y seguir siendo el mismo; y también a la gente que estaba en el equipo del Hospital Regional Salto donde hice mis últimos pasos y todo el internado, donde me recibí, que son un equipo de gente divino”.
Por eso afirmó con convicción que “el proyecto” que tiene “es mantenerme siempre igual, tratando de ser una buena persona todos los días como me enseñaron en mi casa y poder ayudar a todas las personas que lo necesitan”.
Su madre a quien apodan “Pequela” agregó unas palabras dirigiéndose a las madres que tienen un hijo que es paciente oncológico: “Que no bajen los brazos, que no dejen de luchar, que se puede, sabemos que se puede y todo está en la unión de la familia para que las cosas puedan ser posibles”.
Diario El Pais