Un artículo del periódico norteamericano elogia a nuestro país por su “clase media” y su innovación en “energías renovables”.
El periodista norteamericano Noah Gallagher Shannon, de The New York Times, visitó nuestro país y se quedó maravillado con algunas características de lo que definió como “un pequeño país latinoamericano” que “existe como una especie de anomalía, atrapado entre sus vecinos más grandes y más rutinarios, Brasil y Argentina”.
En esta misma semana, y a propósito de los avances de Uruguay en energías renovables, la cadena alemana de noticias Deutsche Welle también publicó un informe particularmente elogioso al respecto.
De este modo, y tal como lo adivirtió en su cuenta de Twitter Ramón Méndez —licenciado en Física, exdirector de Energía—, son dos medios extranjeros que, en pocos días, “destacan la transición energética en Uruguay”.
Ayer DW y hoy NYTimes destacan la transición energética en Uy con frases como "la envidia de Alemania" o "liderando el camino". El trabajo sistemático y planificado de científicos, empresarios y trabajadores hizo posible que el mundo nos vea así. No podemos desandar ese camino! pic.twitter.com/mXdaasoQjd
— Ramón Méndez (@RamonMendezGala) October 5, 2022
“A menudo llamada la ‘Gran Excepción’ por su relativa riqueza y estabilidad en la región, [Uruguay] disfruta de una tasa de pobreza de alrededor del 10% y una clase media que abarca más de la mitad de la población. Ocupa el primer lugar en América del Sur en derechos políticos y libertades civiles”, destaca el periodista al comienzo de su extenso artículo.
“Hay países más prósperos, y países con menor huella de carbono, pero quizás en ninguno la superposición de posibilidades de vivir bien, y vivir sin arruinarse, muestre tanta promesa como en Uruguay”, afirma.
“Algo del carácter de Uruguay se puede leer a medida que desciendes hacia él. Uno de los países más pequeños y menos densamente poblados de la Tierra, está compuesto casi en su totalidad por una sola extensión de pastizales, que se desarrolla suavemente y prácticamente no está interrumpido por ciudades o puntos de referencia. Su punto más alto, el Cerro Catedral, alcanza los 500 metros. Su proporción de ganado por persona: 4 a 1”, describe, con asombro, y menciona que, alguna vez, este país se conoció en el mundo como “el paraíso de las vacas gordas”.
Según el norteamercano, “el paisaje de Uruguay ofrece una ventaja adicional: una gran cantidad de tierras de hacienda luminosas y ventosas, adecuadas para grandes instalaciones”.
Para su nota, Gallagher habló con varios uruguayos, entre ellos, el propio Ramón Méndez: “La energía no es solo una cosa”, le explicó el experto, y agregó: “Hay que mirar la base del sistema energético: los aspectos físicos, los aspectos sociales, los aspectos geopolíticos”.
Luego, el periodista narra los pasos que el Gobierno uruguayo dio, desde setiembre de 2008 y con Méndez como principal responsable, para implementar un plan de transición hacia la energía renovable en todo el país.
“El plan era ambicioso: proponía descarbonizar la red para 2020, disminuir el consumo de energía del país en un 20% y crear un sector doméstico de energía verde desde cero”, dice Gallagher, que también habló con el expresidente José Mujica y su rol en este cambio en la matriz energética.
El exmandatario le recordó que, a pesar de tener la mayoría de los votos de su partido en el Parlamento para aprobar este cambio, “necesitaba llegar a un acuerdo con la oposición” porque “los gobiernos pasan y la gente se queda”, le dijo Mujica, quien ese momento (2010) pensó que el plan “requería atraer inversión internacional y construir infraestructura para los próximos 25 años” y “un amplio apoyo político para asegurar su estabilidad a largo plazo”.
La nota continúa con un largo desarrollo sobre la vida y el pensamiento de Mujica, al tiempo que cuenta, con detalle, cómo se dio este cambio en la matriz energética en nuestro país.
“De regreso a casa, cuanto más pensaba en el futuro, más me encontraba pensando en Uruguay. Ningún país o política ofrece una visión clara para el futuro, pero imaginar uno a menudo comenzaba con un acto simple: alguien mira hacia un nuevo horizonte y entrecierra los ojos. En las afueras del pueblo de Florida, tres horas al norte de Montevideo, tomé limonada con un hombre llamado Ignacio Estrada. Nos paramos a la sombra en un rancho llamado Los Ombúes, por los árboles de copa ancha comunes a las pampas, y vimos a tres gauchos separar el ganado, marcándolo con pintura roja para sacrificarlo. A lo lejos, los aerogeneradores giraban sobre los campos de maíz, donde antes vimos una bandada de ñandúes, un ave no voladora que se asemeja a un avestruz”.
Montevideo Portal