Más de una semana después del comienzo de las clases, las cuarentenas a causa de los brotes del empiezan a afectar la dinámica educativa.
A priori no se trataría de un incremento de los contagios a escala país -de hecho van 11 días consecutivos con menos de 2.000 casos positivos nuevos reportados cada día-, sino que sería el resultado de un criterio que establece que de constatarse dos o más casos de infectados en un aula (con aparente nexo epidemiológico) tiene que aislarse todo el grupo.
Ya a fines de la semana pasada, cuando la Administración Nacional de Educación Pública llevaba reportados unos 300 infectados (incluyendo todos los subsistemas, a estudiantes, funcionarios docentes y no docentes), empezó a evidenciarse un crecimiento de los grupos en aislamiento.
¿Cuántos de esos “mini” brotes activos hay hoy? La base de datos de la administración no cuenta con esa información porque estaba pensada para el protocolo anterior en que se contaban los casos individuales. Por eso desde ayer se reajustó la recolección de información a los efectos del diagnóstico del sistema. Una fuente médica que trabaja en la enseñanza explicó: “por ahora sabemos del aumento porque nos reportan informalmente y porque lo vemos nosotros como médicos en consultas de colegios privados y públicos”.
Por otro lado, el Ministerio de Salud Pública estima que en Montevideo hay unos 40 brotes activos en centros educativos, aunque ese cálculo toma en cuenta el criterio de brote en sentido epidemiológico y no si es en un aula concreta o en toda una escuela.
Este escenario de cuarentenas generalizadas había sido criticado por el colectivo de Familias Organizadas de las Escuelas Públicas, quienes cuestionaron que a los adultos asintomáticos no se les exige aislamiento preventivo, pero sí a los niños.
El Ministerio de Salud Pública había justificado entonces que la vacunación “hace la diferencia” y que al comienzo del año lectivo había muchos menores sin la inmunización (en el caso de los menores de cinco años ni siquiera integran las franjas habilitadas para la vacunación).Pero la nueva evidencia que maneja la sanidad, así como la marcha epidemiológica (sin incremento significativo de los contagios, mucho menos de los ingresos al CTI), acerca la posibilidad de una revisión de los criterios de aislamiento y testeo.El subsecretario de Salud, José Luis Satdjian, había dicho que el 11% de los niños entre cinco y 11 años que no estaban vacunados se contagiaron en el correr
de este verano. A su vez, los datos del Monitor de Vacunación confirman que un 26% de la población de esa edad ya cuenta con las dos dosis pediátricas y otro 23% cuenta con una. En resumen: el 60% de esa franja etaria ya cuenta con la inmunización completa o va camino a ello.
Satdjian dijo a la radio Del Sol que en abril se van a revisar “las últimas restricciones” vinculadas a la pandemia. En esa misma línea, el presidente Luis Lacalle Pou señaló ayer que “todo hace pensar” que se pueda “flexibilizar un poco más las medidas”. El mandatario agregó: “Estamos en camino a ir aflojando un poco (las medidas sanitarias), estamos con el tema también del tapaboca en espacios cerrados”.
En el caso educativo, todo hace pensar que el cambio de criterios (de darse) se concretaría recién después de la semana de Turismo (entre el 9 y 16 de abril).
El gobierno no tiene intenciones de acelerar el paso. Ayer Lacalle lo dejó claro: “hay que ir con pie de plomo (e) ir tomando medidas a raíz de los resultados que vamos teniendo”.
En ese sentido, hay dos aspectos que pesan: cómo se da el avance o no de variantes (por ejemplo del sublinaje BA2 de ómicron) y la evolución de los infectados en China donde hubo un repunte de casos.
Diario El Pais