Por Cecilia Presa
El asesor piensa que “si Fiscalía no actúa” en el caso, se arriesga a que le den “un tiro en la cabeza” al exsocio de Conexión Ganadera.
Antes de que saliera a la luz que la prestigiosa y renombrada empresa, con casi 25 años de trayectoria, Conexión Ganadera tenía un déficit patrimonial de alrededor de unos US$ 250 millones y que habría unos 4.000 inversores damnificados por esta —varios perdieron sus ahorros de toda la vida— el nombre Felipe Caorsi era prácticamente desconocido para el público en general en Uruguay.
El hombre, de estatura baja, canoso, simpático y parlanchín, empezó a escribir del caso Conexión Ganadera los primeros días de enero a través de sus columnas en La Mañana, el histórico medio fundado a comienzos del siglo XX por Pedro Manini Ríos —abuelo paterno de Guido— y que, con su reapertura en 2019, volvió a tener en sus filas a varios miembros de la familia Manini Ríos e integrantes de Cabildo Abierto, si bien no es oficialmente un semanario cabildante.
Caorsi se define como “asesor formado en finanzas, columnista y liberal” en su perfil de X. Para La Mañana colabora desde el 28 de agosto de 2024. Antes, según cuenta a Montevideo Portal, escribió “alguna cosa” en ABC Paraguay, “de casualidad”, y “en algunos medios de una fundación americana”. También fue columnista en el programa de radio Dato y relato, conducido por Fernando Vilar y Esteban Leonís en Radio Universal.
No es periodista y no pretende serlo. Es más, confiesa que para sus columnas hace “lo contrario” al trabajo periodístico: muchas veces escribe sus hipótesis en forma de certezas o nombra a personas de las que sospecha y, tras las repercusiones —llamadas o presiones—, confirma sus planteos iniciales.
Sin embargo, es cada vez más requerido por todo tipo de medios uruguayos, y recientemente, cuenta, también extranjeros. En todas las notas habla de lo que hoy parece ser su metier: Conexión Ganadera.
Cuenta que llegó a investigar “hasta el final” el tema, primero por sus columnas y que luego su parentesco lejano con Pablo Carrasco —quien es primo hermano de su tía— lo terminó metiendo a fondo en el tema.
Hoy tiene una especie de equipo paralelo de investigación, formado por varios de los denunciantes de Conexión Ganadera, y está confiado en que el dinero está y que los damnificados lo recuperarán.
Se jacta de haber compartido sus hallazgos con la Justicia y de saber lo mismo que Fiscalía sobre el caso. De hecho, este viernes 2 de mayo se reunió con el fiscal del caso, Enrique Rodríguez, algo que fue confirmado por el propio Rodríguez a Montevideo Portal.
Explica que tiene contactos con el exterior que le han ayudado a rastrear las cuentas del extranjero de los implicados en el caso. Piensa que varias personas deben ir presas y confía en que el caso se resuelve para fin de año.
Relata que fue amenazado y que se metieron con sus hijos. Afirma que por Conexión Ganadera no duerme mucho y que los niños se lo reclaman. Pero admite, de todos modos, que le está gustando más esto que su trabajo como asesor en finanzas.
Asegura, sin dudas, que detrás de Conexión Ganadera siempre hubo un esquema Ponzi que se sostuvo en base al lavado de activos que llegaban desde Argentina y Paraguay.
Dice que, más allá de las columnas de La Mañana —por las que le pagan, pero no son su principal sustento— no ha recibido un solo peso por investigar a Conexión Ganadera, aunque se lo han ofrecido. De hecho, afirma que pierde dinero.
Habla y cuenta mucho de lo que dice que sabe, pero también dice que sabe más de lo que cuenta.
Aquí una versión reducida de una larga charla con el columnista que, queriéndolo más o menos, se transformó en una voz escuchada en el caso Conexión Ganadera.
¿A qué se dedica?
Soy asesor financiero, estudié en la Universidad Católica. Estudié muchas cosas. Estudié economía, pero en realidad me volví asesor financiero porque puse una empresa en Estados Unidos, con unos clientes españoles, y ahí empecé a ver movimientos de compraventa de empresas. Por eso creo que, en realidad, más que por el título, soy asesor por la experiencia que tengo.
A fines de febrero, el Banco Central del Uruguay emitió un comunicado en el que advierte por su “actividad no registrada por la Superintendencia de Servicios Financieros”, ¿qué tiene para decir sobre eso?
En una columna sobre Conexión Ganadera a fines de enero [titulada “Conexión política ganadera”] yo denuncio que el abogado de la empresa de ese momento, que era el esposo de Beatriz Argimón [se refiere a Jorge Fernández Reyes], había ido al Banco Central para ver de modificar los contratos de Conexión Ganadera para que no cayeran en la categoría de regulados por el BCU.
En agosto de 2024 hubo un cambio rarísimo en el Banco Central y entró Martín Inthamoussu como vicepresidente, que fue compañero de clase de Martín Bartol [ex gerente general de Conexión Ganadera]. Ya había mucha presión para que el Banco Central regulara algo que era un bono, que tenía un interés, o sea, que era un producto financiero. Entonces, con esa presión van y mismo en el Banco Central redactan los contratos nuevos para no caer bajo el radar del BCU.
Denuncio eso a comienzos de febrero de 2025, y a las dos semanas me llaman del Banco Central. Yo soy asesor financiero y puedo vender productos regulados por el BCU o no. No estoy vendiendo productos regulados por el Banco Central porque no le tengo confianza, realmente. Voy con mi abogado al BCU y cuando salimos me dice: ‘Esto es un invento, es por tu columna’. Después sacan el comunicado, del que me entero por redes sociales.
Entonces, ahí me enojo y el 1° de marzo hago una denuncia penal nombrando a todas las personas que cambiaron los contratos, incluido el vicepresidente. Mostré mi título y mostré que la empresa para la que trabajo tiene licencia del Banco Central. Porque el comunicado era para quitarme credibilidad.
¿Piensa que detrás del comunicado estuvo Conexión Ganadera?
Sin dudas.
Yendo para atrás, ¿usted conocía a Pablo Carrasco y a Gustavo Basso desde antes de que saliera a la luz el déficit patrimonial de Conexión Ganadera?
Con Carrasco de casualidad tenemos unos parientes en común. Pero lo conocía de La Tertulia de En Perspectiva y me parecía un tipo serio, que realmente parecía confiable. Pero nunca recomendé a nadie invertir ahí porque me parecía que no daban los números.
¿A partir de ese vínculo familiar recibió información sobre Carrasco?
Muy poco. De una tía, no voy a decir su nombre. Pero muy poco. Me dijo que Pablo [Carrasco] era como el rebelde de la familia. Que el padre había tenido un cargo muy fuerte en el Opus Dei y Pablo era el dolor de cabeza de su padre. No mucho más.
Lo que pasa es que empiezo primero escribiendo sobre Jairo Larrarte de Grupo Larrarte [hoy en prisión preventiva] porque lo conocía y sabía que era un esquema Ponzi. Después, cuando se complica la situación de República Ganadera, escribo sobre ellos y, en seguida, escribo sobre Conexión Ganadera. Muere [Gustavo] Basso y ahí empiezan a tener demoras en pagar las rentas de los bonos. Entonces ahí me llaman dos personas. Uno que se vino de Barcelona, dejó su trabajo porque su padre estaba con cáncer. Trajo sus ahorros, US$ 20.000, los puso en Conexión Ganadera y en seis meses se llevaba a su padre a San Pablo para empezar el tratamiento. Y la plata no se la devolvían. Después otro iba a ser papá y había vendido su auto para comprarse una camioneta. Fue padre y no aparecía la plata. Entonces, a través de mi tía y de otra persona en común que no es pariente, le dije a Carrasco que estas dos personas, nombre y apellido, contratos, todo, necesitaban cobrar ya. A ver qué pasaba.
Felipe Caorsi. Foto: Javier Noceti.
¿Estas personas eran conocidas de usted?
No, llamaron a La Mañana y pidieron mi teléfono. Carrasco les manda decir que las cosas estaban mejor que nunca. ‘Olvidate, decile a Felipe que los amigos van a cobrar, estamos con una demora por el tema de la sucesión de Basso, pero cobran’, le dijo a la persona que teníamos en común. Yo les dije esto a estas personas. Cuando vi que no cobraban, sentí que los ilusioné y sentí un poco de empatía con ellos.
Entonces agarré y llamé a Carrasco y le dije: ‘Mirá, vas a pagar con plata lo que debés y vas a ir preso’. No me respondió. Ahí agarré y dije: ‘A partir de ahora voy a usar mi experiencia y mi formación para encontrar la plata’.
¿Por qué está seguro de que Conexión Ganadera siempre fue un esquema Ponzi?
Era un esquema Ponzi, porque no te daba la rentabilidad. Al venir de una familia de campo, sabía lo que realmente te deja neto anualmente. En el campo no tenés dos años iguales, entonces tu ganancia es variable y la renta no sería siempre fija. Eso era raro.
Y después, la renta que ofrecían era muy alta para lo que da el campo. Entonces, dije: esto es un esquema Ponzi. Pero eso no fue lo más difícil de ver. Lo más complicado era saber cómo había durado 25 años. Porque el esquema Ponzi no puede durar tanto.
Está bien, pero ¿cómo está seguro de que, desde el comienzo, funcionó con este formato?
Conexión Ganadera era un esquema Ponzi perfecto. Porque lo más importante del esquema Ponzi es el personaje, el vendedor. Entonces vos tenías a un tipo, como Carrasco, que, por su personalidad, la mitad de las cosas que dice se las cree, aunque sean mentira. Esto lo he hablado hasta con [Jorge] Barrera [abogado de Pablo Carrasco]. Lo hablé con un montón de gente que lo conoce: el tipo vive en una realidad paralela. Él cree que es el zar del ganado. Entonces, cuando un tipo está tan convencido, te convence.
¿Jorge Barrera, que defiende a Carrasco, piensa eso?
Sí.
También fueron muy hábiles porque crearon marcas alrededor, que eran bombas de humo, pero que hacían creer que se sostenía el negocio, porque eran como un holding, por ejemplo, estaba la marca Stradivarius. Entonces vos podés decir: si un año era malo, compensaban con la marca de acá. Al final eran todos divagues.
En Perspectiva también le dio un empuje a él [Carrasco]. Es un programa prestigioso, él era columnista de La Tertulia e iba a entrevistas. Carrasco era muy bueno transmitiéndolo. Vos ves las entrevistas que le hacían a él y a su esposa en En Perspectiva y eran todos centros. Entonces era cerrado por todos lados.
No llegó a explicar por qué el Ponzi se sostuvo por tanto tiempo…
Para durar 25 años alguien tenía que poner plata. ¿Y quién pone plata en una empresa que está perdiendo? Porque en un esquema Ponzi perdés plata todo el tiempo. La respuesta es: alguien a quien le sirva perder algo de lo que pone. ¿Y a quién le sirve poner plata y perder un poquito? A alguien que lava plata. Entonces el costo de lo que pierde colocando esa plata en Conexión Ganadera es el costo de lavar plata. Ese fue mi razonamiento. A partir de ahí empiezo a trabajar.
¿Quién o quiénes lavaban activos?
Tomo la hipótesis de que hay lavado de activos porque Basso ponía plata constantemente para pagar cuando la gente se retiraba de Conexión Ganadera.
En un principio pensé que era gente que depositaba plata en efectivo para, por ejemplo, evasión de impuestos o de contrabando o de drogas, ponele. Y que esa plata terminaba convertida en ganado. Entonces, la plata que entró en blanco termina en la cuenta. Pero no fue así. Después me doy cuenta de que no, porque faltaba ganado. La plata entraba a las cuentas y salía de otra forma.
¿Cómo salía?
Había empresas constructoras que fabricaban, por ejemplo, un barrio, como pasó en Lavalleja. Ahora lo puedo decir porque se lo dije a Interpol e Interpol investigó y lo confirmó. Hay un barrio hecho por una constructora de Gustavo Basso en Minas.
Una persona le daba plata en efectivo a Gustavo Basso, Basso cambiaba esa plata, le daba un cheque diferido. Ese cheque diferido, usualmente a seis meses, después se lo cambiaba por un apartamento en ese barrio. Entonces, la plata que la persona le había dado en efectivo, que no tenía cómo meterla en un banco, la tenía en la propiedad.
Entonces, con complicidad del BROU, del Scotia Bank, del HSBC y del Banco Central, no se pedía siempre el origen de los fondos y esa plata entraba y salía. Y después terminaba en un apartamento en Punta de Este, un apartamento en Lavalleja, un tambo en Durazno o una cuenta en el exterior.
¿Usted afirma que ese era dinero ilícito?
Exacto, venía de clientes argentinos que venían de la época del kirchnerismo, con una AFIP muy recaudadora. La economía argentina se mueve en un 30% en blanco y en un 70% en negro, es increíble.
Entonces, ese 70% de plata física, porque la Argentina es el país que tiene más billetes en papel dólares del mundo, más que en Estados Unidos, venía para acá.
Yo sabía que acá había lavado de activos. Entonces, como yo no soy periodista como vos, lo que empecé a hacer es, en algunas columnas, tirar algunos nombres y algunas cosas para ver qué pasaba. Yo tiraba un nombre y alguien me llamaba o me decía: ‘¿Por qué nombrás a esta persona?’. Ahí me daba cuenta de que esa persona, que tenía el perfil de lavador de plata, estaba metida.
¿Y los primeros nombres de dónde surgieron?
Algunos de los primeros nombres fueron cambiados, pero cité a personas de apellidos con perfiles que podían estar involucrados. Yo sabía que, en un principio, Carrasco y Basso hacían reuniones presentando la empresa en casas en Carrasco de algunas familias de algunos apellidos muy clásicos del Opus Dei.
También nombré a un pariente de Carrasco y me llaman: ‘¿Por qué nombrás a este pariente?’. ‘No, dije solo que era pariente, como también hablé de la familia de Ana’, contesto. Ahí dije: ‘Este tipo está metido’. Ahí me fueron cerrando algunos nombres.

Felipe Caorsi. Foto: Javier Noceti.
Me consta que se está cuidando para no hablar de algunas personas, pero está mencionando a muchas otras e incluso instituciones con prestigio y también poderosas. Y, como usted mismo afirma, no es periodista y ni siquiera cobra por lo que hace, más allá de las columnas, ¿cómo llega a asegurar todo lo que dice, y cómo se anima a dar la cara?
Primero, porque soy al revés que un periodista. Entonces empecé a tirar nombres. Encontré a algunas personas y dije, ¿estas personas dónde tienen negocio? Ah, mirá, en Paraguay. Y ahí empecé a investigar. Yo había escrito alguna cosa en el ABC de Paraguay, me contacto con algunos periodistas, me cuentan que había un esquema Ponzi similar con lavado de activos en Paraguay. Sé de visitas de Basso y algunas personas más a Paraguay, donde tienen campo y donde conocen el esquema Ponzi que después crean acá.
Entonces, ¿cómo aseguro? Primero me hago la hipótesis y después lo compruebo, al revés que un periodista. Yo entiendo que para lavar plata tiene que venir de Argentina, por el tema AFIP, de Paraguay por contrabando y por narcos. Son las posibilidades, por lo que conozco del mercado. Empiezo a buscar por ahí. La Mañana me sirvió para ir demostrando, o sea, voy tirando pequeños dardos ocultos y las personas van saltando.
También tengo muchos amigos y colegas en Europa y en Estados Unidos, pedí favores para que me averigüen en un banco y otro por cuentas. Y hay software que las instituciones financieras pueden utilizar, donde hay registros de los movimientos de las personas financieras. Ahí, con la ayuda de amigos del exterior, fui encontrando. Pero bueno, era información, digamos, no muy oficial.
Porque las personas que le pasaron esa información infringieron alguna ley…
Claro, un empleado me imprimía algo, lo escaneaba y me lo mandaba. Entonces, se lo mandé al fiscal y le dije: ‘Bueno, necesito que mandes un edicto a estos bancos, a estos países y que pidas el levantamiento del secreto bancario’. Porque ya no hay dudas de que hay lavado de activos. El fiscal Rodríguez sabe que hay lavado de activos, o sea, mi hipótesis se demostró.
¿Cómo fue su declaración en Interpol?
Primero me llaman y me dicen que me citaban tal día, un viernes, y que habían pedido para estar [Eduardo] Sasson, que es el abogado de la viuda de Basso y Barrera, que es el abogado de Carrasco. Me preguntaron si yo estaba de acuerdo, que el fiscal entendía que yo ponía las reglas. Dije que no, que de ninguna manera. Fui solo y de entrada dije que en el acta iba a dejar muy poca cosa. Porque las personas que estoy investigando no quiero que se lean y digan: ‘Uh, mirá, me encontraron esto, lo voy a cambiar de lugar’. Entonces, lo que hice fue responder algunas preguntas y al final poner que quería tener una entrevista privada con el fiscal para ahondar con él en algunas cosas. Después hicimos off y empezamos a hablar. Ahí dije algunos nombres y me contestaron: ‘Bueno, no te podemos decir, pero estamos en sintonía’. Lo cual me dejó muy contento. De ahí estuve esperando la llamada del fiscal, que se demoró, para mi gusto, bastante.
Entiendo que los tiempos de la Justicia son lentos, que no hay recursos. Antes al fiscal le hacía llegar, a través de [los abogados de damnificados] Nacho Durán y Silvia Cuello, información. Por ejemplo, pedí el cierre de fronteras, pedí el embargo de algunas personas, pedí que citaran a Martín Bartol, ahora a [el acopiador de ganado Jorge] Cunietti.
¿A Bartol lo citaron después de que usted lo pidiera?
Sí. Y yo creo que esas dos personas [Bartol y Cunietti] tienen que estar presas. Martín Bartol da para muchísimo. No solo sabía toda la maniobra, sino que ayudaba a ingresar plata, creaba contratos falsos. Venías con US$ 300.000 y te hacía un contrato por US$ 90.000 a vos, por US$ 90.000 a tu hermana, otro por US$ 90.000 a tu hermano y otros 90.000 a tu tía y 30.000 a tu madre, ponele. Así, ese tipo de jugadas. Te pedía que depositaras en distintas cuentas para que no se notara. Después, él se fue a Estados Unidos, es evidente que él abrió las cuentas a nombre de Stradivarius, de donde salió plata de acá para Estados Unidos.
Bartol es supernumerario del Opus Dei, lo puedo decir. Él es como robotizado. Es una persona que vos la escuchás hablar y está convencido de lo que te dice. Él era el nexo entre Carrasco y Basso, porque Carrasco y Basso no se hablaban. Basso entendía que Carrasco estaba descuidando el esquema Ponzi, que el ganado estaba en mal estado, que los campos no se recorrían. Y Basso era mucho más trabajador, digamos. Bartol era el que mediaba y también el que daba las órdenes.
Yo recorro los establecimientos, hablo con los encargados, parte de la información de uno de los encargados la vuelco en la columna. Bartol se da cuenta y crea un grupo de WhatsApp para intimidar a todos los encargados de los establecimientos para ver quién fue y amenazó a uno.
¿Esos chats son parte de las pruebas que tiene?
Esos chats están, los audios están, hay audios de Carrasco también. Carrasco, con voz de dormido a las 4 de la tarde decía: ‘Fulanito, agarrá dos camiones de ganado con lo mejorcito y mandalos a La Berta, que es una estancia’. Ese audio lo tengo.
Hay un montón de gente que sabía de todo esto. Basso tiene dos hijas mujeres. La hija mayor iba a ser su delfín. Bueno, al final se encuentra con [Alfredo] Rava y él termina siendo su delfín. Y se casa con su hija, fue como un casamiento forzoso. Rava sabía, estaba en todo, o sea, cuando no firmaba Basso, firmaba Rava.
Después, Rodolfo Flores era la mano derecha histórica de Basso, sabe todos los movimientos, lo acompañó a Paraguay, sabía cómo se creó Conexión Ganadera, etcétera. Y se jubiló unos días antes de que se suicidara Basso. Creo que hay que citarlo también, evidentemente.
¿Para usted todos ellos deberían ir presos?
No sé, todos sabían, todos participaban en la estafa. No soy abogado, pero creo que por lo menos procesados deberían ir.

Felipe Caorsi. Foto: Javier Noceti.
¿Cómo fue esa llamada que recibió de un supuesto paraguayo hablándole del suicidio de Basso?
Me llama un señor, supuestamente paraguayo, pero que no tenía acento paraguayo, y me dice: ‘Yo soy el que llamó a Gustavo Basso porque él había tocado mi dinero’. Me cuenta que le dijo a Basso: ‘Por lo que hiciste ahora tenés que elegir a cuál de tus hijas te mato’. Supuestamente Basso le respondió: ‘Te cambio la vida de mis hijas por la mía’ y se mató. Basso también le dijo que no le iban a tocar más la plata y que lo que faltaba se lo iba a dar su socio. Y, supuestamente, según una fuente de Florida, Carrasco llegó al otro día del suicidio a Florida, fue al cambio de la hermana de Basso, retiró plata en efectivo, dicen que fueron US$ 400.000 y se fue por ruta 5 para el lado de Tacuarembó.
¿Y esa llamada cuándo la recibió?
No me acuerdo de las fechas de nada, pero creo que fue el 14 de marzo. Pero fue después de la muerte de Basso.
Entonces, este supuesto paraguayo me dice: ‘Sabés que te llamo porque veo que tenés buena información, así que avisale a Carrasco lo mismo’. Y yo le dije: ‘Mirá, yo no le tengo que avisar a nadie’.
Después me vuelve a llamar y no es un narco paraguayo, es un exnarco uruguayo que estuvo preso. Me vino bárbaro porque me dio un montón de información. Si bien es uruguayo, no vive en Uruguay.
¿Le cree a esa persona?
Mirá, para mí, que Basso se suicidó es evidente. Pero aquí hay dos hipótesis. La mayor ambición de Basso era hacer plata y ser de una familia bien. Y tenía un interés muy fuerte por entrar al Opus Dei, cosa que no pudo. Creo que él se suicida o porque le amenazan a las hijas o porque llega un momento en que esa imagen de un tipo bueno, que nunca le había rebotado un cheque, que era de palabra, que era confiable, que era querido, era toda una farsa. Y creo que no lo iba a sostener.
Según usted, ¿es creíble lo que sostiene Carrasco de que Basso era el que se encargaba de los números de la empresa y que él y su esposa estaban por fuera y no sabían nada?
Es una verdad a medias. ¿Qué es lo que está faltando? Ganado. Porque en realidad lo que falta es el ganado que tenían que comprar a nombre de los inversores. ¿Quién se encargaba del ganado? Carrasco. Entonces en realidad lo que falta es lo que hacía él.
Pero ¿puede ser que Carrasco no supiera del lavado de activos?
Lo sabía, obviamente. Y por eso es por lo que ni se ocupaba de las vacas ni nada. Él tenía una empresa, Baltasar SRL, con su esposa. Cobraban US$ 10 por hectárea y esa era la plata que les entraba a ellos. Y un fin de semana cada tanto iban a algún establecimiento, recorrían, no hacían nada. Sabían que estaba Basso, que era el que inyectaba la plata. Era imposible que no supieran.
Te digo más: en una reunión entre el fiscal, tres abogados y Carrasco, este último ofreció dar información de dónde están los bienes de Basso ocultos y cómo era la operativa a cambio de tener prisión domiciliaria. El abogado que saltó y dijo que no fue Leonardo Costa. O sea que él sabía perfectamente. No solo sabía la operativa, que era imposible no saberla si es el socio, sino que sabía dónde escondía la plata Basso también.
Ya sabemos que sabe, entonces ahora hay que presionarlo para que hable. Carrasco va a tener que hablar acá o cuando esté vestido de naranja en Guantánamo con grilletes en las manos y los pies.
¿Guantánamo?
La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) hace tiempo que pone la vista en los paraísos fiscales en el mundo. Porque el socio principal de la OCDE es Estados Unidos y esa plata la quieren para ellos. Entonces, Panamá, las islas Vírgenes, yo qué sé, una cantidad de paraísos fiscales hoy no están funcionando bien. Y si vos tenés una cuenta que está ligada al lavado de activos o algo del narco, los bancos norteamericanos son muy estrictos.
Entonces, si Carrasco o Bartol mandaron plata de una cuenta de acá a un banco de Estados Unidos, el banco, si se entera, pasa a estar en una lista gris. Para salir de la lista gris le informa a la Reserva Federal de EE. UU., eso va a la Justicia y van a buscar a Carrasco al país que sea, no les importa.
Entonces, ¿usted cree que Carrasco puede llegar a ser juzgado en Estados Unidos?
Es muy difícil. Tiene que haber una denuncia y ahí se la tiene que jugar el fiscal. Pero yo me encontré con cosas que darían para que sí.
Si bien usted no puso dinero en Conexión Ganadera, formó un grupo con damnificados, ¿cómo llegó a eso?
Cuando salta el comunicado del Banco Central, dos damnificados mandan una carta a La Mañana, muy linda, respaldándome. Me dieron sus teléfonos, me reuní con ellos y me contaron cosas que tenían pensado hacer. Ahí éramos como 12. Los fui separando por sus perfiles: un contador, un abogado, etcétera. Todos trabajamos gratis y ellos trabajan para recuperar su dinero. Después agregamos a gente nueva y hoy somos un equipazo, la verdad. Yo ya estaba muriendo, porque aparte de trabajar, tengo dos niños chicos. Se me hacía durísimo.
Antes hacía todo yo. Ahora me ayudan muchísimo. Encuentran ellos información. A veces les digo: ‘Busquen por acá’. Y a veces ellos encuentran por un lado que a mí no se me ocurre.
¿Es decir que ahora ya son un equipo de investigación, digamos?
Sí, es espectacular. Y firmamos un contrato de confidencialidad, o sea que nadie puede decir el nombre de nadie, más que nada para protegerlos a ellos. Yo recibí amenazas, no quería que ellos perdieran el trabajo o les amenazaran.
¿Cómo se dieron esas amenazas?
El día que me llaman del Banco Central, alguien me llama a mi teléfono fijo y me dice: ‘Ahora ¿cómo vas a hacer para mantener a tus hijos si te vas a quedar sin trabajo?’. Yo corté. Esa es una.
Después al otro día me llegó un sobre con una foto de mis hijos y un texto atrás. Tenía una cámara en el timbre de mi casa. El pobre flaco dice que no sabía nada, que era un repartidor. No quiero decir mucha cosa más porque están mis hijos en el tema que son lo más importante que tengo en la vida
¿Recibió algún pedido desde Interpol o Fiscalía para que no hable más públicamente?
La información que maneja el fiscal es la que manejo yo, o sea, no sé si maneja mucho más. Entonces lo que yo digo es lo que se puede decir. Hay cosas que yo no digo.
Pero de alguna manera usted está llevando una suerte de investigación paralela a la de Fiscalía, si bien está colaborando, ¿cuánto confía usted en el trabajo del equipo del fiscal Rodríguez?
Creo que los tiempos de la Justicia son muy lentos, que también el Poder Legislativo debería aumentar las penas para este tipo de delitos. Y, es horrible lo que voy a decir, pero acá hay un peligro. Si la Fiscalía no actúa, un día va a ir un tipo a un enchastre a la casa de Carrasco y se va a acordar de que su padre estaba muriéndose de depresión porque perdió sus ahorros y le va a pegar un tiro en la cabeza.
Por otro lado, si la Justicia no puede, capaz que tenemos que ser los privados. Entonces hay un exministro de Economía, que me pidió que no de su nombre, al que le pedí que me diera una mano.

Felipe Caorsi. Foto: Javier Noceti.
Más allá de la condena a los responsables, usted se ha mostrado positivo respecto a recuperar la totalidad del dinero invertido por los damnificados, ¿de dónde sale esa seguridad?
Hay una cantidad de contratos inflados, contratos falsos. Entonces sabemos que en realidad los pasivos no son por US$ 400 millones, sino por menos. Y, con la información que aportamos, tanto el exministro como yo, hay ya, aproximadamente, US$ 130 millones en activos.
La duda que tenía el fiscal es si esa plata va a la Junta Nacional de Drogas, porque es de lavado de activos, o si va a los damnificados. Cuando Durán y Cuello empiezan a hablar con él [el fiscal Rodríguez] por información que le dio, yo digo: ‘Miren, la plata que va a aparecer no va a ser la del esquema Ponzi, la plata de los damnificados desapareció. Yo ayudo, pero que de esa plata vaya primero a los damnificados y el resto a la Junta Nacional de Drogas’. Ese es mi pacto. Ya encontramos la mitad de la plata.
¿Cómo se lleva con el haberse transformado en una persona pública?
Es muy raro. Me escribió por Facebook mi profesora de Química de tercero de liceo para decirme que se siente orgullosa de mí. Voy al súper y un matrimonio me para y me dice lo mismo. Entonces, yo qué sé, está bueno. Y ya tengo un callo con las personas en las redes que me pegan. Me dicen que soy un estafador, que en realidad estoy arreglado con Carrasco, entre otras cosas. Ya no respondo, o sea, toda la parte negativa como que me rebota.
Ayer estuve con un matrimonio que también estafaron y quedé con el perfil de una especie de Robin Hood. Pero no se sostiene mucho, nadie es Robin Hood. Es más, a este matrimonio le dije: ‘Les tengo que empezar a cobrar, porque de verdad estoy dejando de trabajar’. Pero, a la vez, estoy disfrutando más de hacer esto que de mi trabajo.
¿Y hasta cuándo piensa seguir? Porque este caso podría tomar años…
No, no va a seguir años. Porque si, supongamos, que los tiempos de la Justicia son muy lentos, yo activo el protocolo ese de los bancos en forma particular. Y bueno, y ahí el lugar de la Justicia uruguaya va a tener que ser la Justicia del exterior. Entonces no va a durar mucho tiempo más.
Y quiero creer que la demora del fiscal en poner una tobillera o en dar prisión preventiva es porque está buscando más delitos para que sea mayor, pero creo que ya tendrían que estar, sería una muy buena señal que la viuda de Basso y que el matrimonio de Carrasco, por lo menos, estén con prisión domiciliaria.
Tengo fe en que se va a hacer justicia y que hay que encontrar más plata. Yo creo que de acá a fin de año tiene que aparecer la plata y tienen que ir presos los que tienen que ir.
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