Como se hizo en 2020, se implementarán tutorías para asistir a quienes tengan riesgo de repetir el año.
Las autoridades educativas quieren recuperar el “tiempo perdido”. Por eso aplazarán unas dos semanas la fecha de finalización de cursos en liceos y UTU. En Primaria, como todavía no estaba estipulada una fecha de cierre, el año lectivo acabará la tercera semana de diciembre.
El año pasado los escolares asistieron a clases presenciales menos de la mitad de los días que un año cualquiera: en promedio fueron 63 días, cuando la cifra más baja había sido 155 el año de la gripe A H1N1 (2009). En Secundaria y UTU esos datos no estás estimados porque, sencillamente, hubo momentos en los que no se pasó la lista.
Pero en el Codicen entienden que, sea cual sea el resultado estadístico, en pandemia el tiempo en las aulas ha sido “significativamente inferior”, y que durante este 2021, con más de tres meses de suspensión de las clases presenciales, el escenario podría ser incluso menos alentador.
Hoy el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, le preguntó al presidente del Codicen, Robert Silva, qué planes había para el cierre de cursos. Y el titular del ente autónomo le explicó que se seguirá el mismo criterio que el año pasado: estirar el año lectivo unos 15 días, trabajar con los estudiantes más rezagados con apoyos y tutorías, y dar la chance de fallos abiertos (estilo repetición en suspenso) para aquellos que en diciembre todavía no hayan llegado al mínimo aceptable para promover el año. Eso significaría una inversión de dinero, por ejemplo para el pago de horas de docentes de apoyo. Al respecto, Silva dejó en claro que “estarán los recursos”.
En esa misma reunión, en Torre Ejecutiva, Lacalle Pou le habría manifestado a Silva que está “afín” con la propuesta de que haya un bachillerato general y se deje de lado la diversificación que rige en el sistema actual.
El presidente había dicho esta semana que le parece “lógico, adecuado a los tiempos que vivimos”, el cambio que la ANEP planea realizar en un piloto de 2022 y con implementación generalizada a partir de 2023: bachillerato común en cuarto y quinto año, y algunas electivas en sexto año.
“Cuando la vocación no es del todo clara, quizá a uno se le amputa seguir teniendo esa visión más abarcativa de las materias para tomar una decisión posterior si es que uno piensa seguir estudiando. Así que me parece lógico (el cambio de sistema)”, expresó el mandatario.
Respecto a la reforma en sí, Lacalle y Silva coincidieron en que la modificación del sistema curricular no debe medirse desde trincheras político-partidarias, sino desde la gobernanza.
El semanario Búsqueda publicó que dirigentes blancos están molestos por la “ansiedad” del Partido Colorado en promover a la figura de Silva (de cara a una instancia electoral futura) y que, dentro de ese “personalismo” haya una apropiación de las reformas educativas.
Diario El Pais